La trampa

¿Quién no ha invertido alguna vez tiempo o dinero en algo que no ha funcionado? Y lo que es peor, ¿por qué hemos continuado haciéndolo después de habernos dado cuenta de ello?

Puede ocurrir que hayamos decidido ir al cine y, una vez allí, la película resulte "intragable". La mayoría de la gente aguanta hasta el final, pensando que así aprovecha mejor su dinero ("Ya que lo hemos pagado..."), pero lo cierto es que el dinero ya está perdido, da igual lo que hagamos después.

Algo similar sucede en algunos matrimonios que no funcionan: "¿Cómo le  voy a dejar ahora, con todo lo que llevo aguantando?" Pues muy sencillo: para no tener que seguir aguantando más.

El caso que me parece más curioso es el de las empresas, porque suele haber varias personas implicadas en el proceso de toma de decisiones, pero ninguna parece percatarse de la situación. Así, se insiste en un producto que no reporta beneficios argumentando lo mucho que se invirtió en su desarrollo.

Este fenómeno se conoce como "tozudez del inversionista", que no es sino la insistencia en continuar invirtiendo en algo que produce más costes que beneficios, intentando justificar con ello la inversión pasada.

Esto ocurre porque no hemos sido capaces de asumir el coste del error, esto es, aceptar lo que hemos perdido en nuestra inversión. Y la consecuencia, negativa, es el coste de oportunidad, es decir, aquello de lo que nos hemos privado a costa de insistir en nuestro error. Por ejemplo, las tortitas con nata que nos podríamos haber tomado en lugar de perder el tiempo viendo una mala película.

De todo lo anterior se deduce que merece la pena estar atentos e intentar detectar cuándo ha dejado de ser rentable seguir invirtiendo nuestro tiempo, dinero o esfuerzo en algo. No solo por lo que ya hemos perdido (coste del error), sino también para evitar perder otras oportunidades (coste de oportunidad).

Al fin y al cabo, la vida es en sí misma una oportunidad. ¿Por qué desaprovecharla?