viernes, 23 de mayo de 2014

A solas

Según se desprende de los datos de una encuesta elaborada por el Instituto Nacional de Estadística, en el año 2013 había en España más de cuatro millones de hogares compuestos por una sola persona.

Pero no todos los que viven solos se sienten solos. Algunos se sienten desdichados porque no tienen pareja, piensan que sin pareja no se puede ser feliz, de la misma manera que otros creen que obtener grandes logros en sus estudios o en sus carreras profesionales es requisito imprescindible para ser feliz.

Creo que para sentirse bien es necesario no condicionar nuestra felicidad a nada pues, debido a lo imprevisible y frágil de la existencia, si ponemos condiciones a nuestro bienestar corremos el riesgo de que esas condiciones no se cumplan.

Puede que tener pareja sea una opción deseable para nosotros, pero eso no significa que tengamos que amargarnos si estamos solos (ni estar con alguien que realmente no nos interesa). Desear no es lo mismo que necesitar.

Alguien que vive solo no tiene por qué aislarse del mundo. Algunas personas, cuando se separan o divorcian, dejan de cuidarse y dejan de planificar actividades, lo cual funciona como una profecía que se cumple por sí misma, aumentando la sensación de abatimiento y soledad.

Quizás en lugar de sentarnos en el sofá autocompadeciéndonos por lo solos que estamos podríamos llamar por teléfono a algún familiar, amigo o conocido, charlar con él o incluso proponerle tomar un café. Estar solos no nos impide mantener relaciones sociales ni iniciar otras nuevas, y así acabaremos con la sensación de aislamiento.

También podemos aprovechar nuestro tiempo para realizar alguna actividad que nos interese, como un voluntariado, o apuntarnos a algún curso, practicar un hobbie... Solo o en compañía, de lo que se trata es de disfrutar de la vida.

Finalmente, recordemos la necesidad de tratarnos a nosotros mismos de manera positiva. Si prepararíamos una comida especial para alguien a quien queremos, ¿por qué no prepararla para nosotros mismos? Si nos arreglaríamos de manera especial para alguien a quien apreciamos, ¿por qué no arreglarnos igual para nosotros mismos?

En definitiva, si tratamos a los demás con cariño, ¿por qué no tratarnos  con cariño a nosotros mismos? Al fin y al cabo, somos la persona más importante de nuestra vida.

No hay comentarios:

Publicar un comentario